El departamento es muy grande y muy lindo por dentro (por fuera es bastante similar al concepto que tengo de cárcel... incluso la puerta es metálica y corrediza e incluye un ruido algo tétrico). Es muy luminoso, el living tiene un ventanal grande con salida a un pequeño balcón que por razones estacionales vamos a mantener clausurado hasta fines de marzo. Para mantener la casa calentita, los japoneses usan unas estufas a kerosene... pero largan un olor que marea! Hicimos el intento pero no aguantamos más de diez minutos. Quedamos con olor nosotros, la ropa, la casa, el acolchado. Un escándalo. Tal vez en situación de extrema necesidad podamos ser un poco más tolerantes, pero teniendo dos aires acondicionados que nos calefaccionan bárbaro, nos pusimos en exquisitos.
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El departamento también tiene una especie de cuarto/depósito, que llamamos el cuarto de Hugo, por los Simpson. La verdad, da miedo! Es muy oscuro, no tiene ni una ventana, y la luz no sólo se prende con esas tiritas que tenés que llegar hasta la lámpara y prenderla, sino que encima tarda unos 15 -eternos- segundos en encenderse. Evito a TODA costa entrar ahí!
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Además, también desarrollaron otro dispositivo para no desaprovechar el agua. Cuando apretamos el botón, el agua que va a rellenar la mochila pasa antes por una canilla así nos podemos lavar las manos ahí, y recién después baja a la mochila. Ingenio y eficiencia al máximo.
El baño de ducharse, por su parte, tiene el antebaño, que es a su vez lavadero (bacha, espejo y lavarropas), y separada por una puerta corrediza, la ducha. Pero su forma de asearse es diferente: hay una ducha, a donde los japoneses primero se sacan la mugre, y al lado, una bañadera cuadrada, a la que entran una vez limpios. Lo curioso? La bañadera queda siempre llena y ellos, van entrando como si fuese una pileta, sin cambiar el agua (la comparte toda la familia, y la pueden conservar caliente), y después de usarla le ponen una tapa. Ojo, eso ellos. Todo bien con su cultura, nosotros comemos su sushi y nos sacamos los zapatos al entrar a casa, pero esposo y yo usamos el duchador adentro de la bañadera y nos duchamos ahí, sin llenarla de agua. Punto fin.
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Este último, junto con sacarnos el calzado en la puerta de casa y nunca usarlo adentro, son los dos hábitos que más cambiamos en la forma de vivir. Adoptamos la cultura del país que nos adoptó.
El "Toto" (usualmente es la marca de los inodoros electrónicos en Japón, acá en Argentina es como "Ferrum" es lo máximo en Japón, una vez que lo probaste, no lo querés dejar nunca mas...
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